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Este es uno de mis rincones favoritos, sin poderlo remediar. Indudablemente es porque me enlaza directamente con recuerdos de mi infancia. Estuvimos disfrutando de este sitio el jueves y al mismo tiempo colaborando como voluntarios en la prevención de incendios. Habia algunos renacuajos y dado los peligros que acechan a estos anfibios verlos nadar a su antojo era un verdadero disfrute. No hay ni mucho menos la cantidad que inundaban estas charcas cuando era pequeña, pero quedan, y eso dadas las circunstancias es toda una alegría. Como podeis ver en una de las fotos también cayó un chaparrón de esos de verano, intensos pero cortos, que nos dejó un agradable aroma a tierra mojada,algo que siempre contribuye a que las sensaciones sean más arraigadas.
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